San José es el nº1 de la historia. Y así ha sido declarado por la Iglesia. San Pedro, San Pablo, San Juan, Santa Teresa son grandes santos, como lo son San Josemaría, Madre Teresa o Juan Pablo II. Pero el nº 1, el santo más grande de la historia ha sido San José.
Y puesto a lo que la iglesia llama la “economía de la salvación”, seamos prácticos y acudamos al nº1, al ejemplo más directos y cercano, al mejor modelo que podemos seguir.
Por eso José es tan importante para todos nosotros.
Nos abandones tus devociones a otros santos. Son buenas, agradan a Dios, sin duda te ayudarán, pero puestos a seguir un modelo, sigue al número uno y acertarás. Por eso es tan importante conocerle.
¿Por qué es el numero uno?
Pues porque fue el hombre que de manera más perfecta hizo que su vida siguiera la voluntad de Dios y no la suya, y eso nos afecta a todos.
Nos basta leer en evangelio para darnos cuenta que Jesús pasó su vida en la tierra haciendo la voluntad del Padre. La Virgen siguió esa misma misión. Y José hizo lo mismo: poner su vida a disposición de la voluntad de Dios y no la suya.
Y ese es el gran dilema de la vida de todos nosotros. Si realmente estamos haciendo la voluntad de Dios o la nuestra, y algo no dice que la segunda se impone casi siempre sobre la primera.
Nuestras ideas, nuestros pensamientos, nuestra imaginación… se imponen casi siempre sobre nuestra vida. En realidad, vivimos tratando de darle vuelta a casi todo para tenerlo controlado: nuestro trabajo, nuestra familia, nuestra salud, nuestra cuenta corriente. Vivimos obsesionados por el control de las cosas, y nada nos altera más que cuando esas cosas no siguen los planes que nos habíamos trazado.
La pregunta vuelve a ser: ¿esa es la voluntad de Dios, o la nuestra? Y la siguiente pregunta surge sola de manera natural: ¿Cómo saberlo? ¿Cómo distinguirla?
Rezando, orando, hablando con Dios, con la certeza de que Él siempre contesta a todas las cosas.
José es el número uno porque hizo en todo la voluntad de Dios, y acomodó su corazón, su mente, su alma a las cosas de Dios y no a las suyas.
Algo similar es lo que han ido haciendo los santos que ha habido a lo largo de la historia: buscar más la voluntad de Dios que la suya propia. Son personas que un momento de su vida han tomado una “determinada determinación” de que su vida no es de ellos, sino que la entregan a Dios y a su voluntad, de forma que, a partir de ese instante, sus planes, sus pensamientos, su imaginación o su voluntad, ya no les pertenece, sino que se la entregan libre y totalmente a Dios, venga lo que venga después.
Si es en número uno, si es la persona que de forma más clara ha sabido cumplir la voluntad de Dios, entonces es nuestro modelo de referencia.

