Fue en el Carmelo donde nació, creció y arraigó profundamente en su interior el amor y la confianza plena en la protección de san José.
En el carmelo de Echt (Holanda) huyendo de los nazis escribirá la poesía ¡San José, ¡cuídanos!, haciendo referencia a la terrible persecución que vivían los judíos. Cuando se pregunta si hay algún salvador, alguien que les pueda ayudar:
«Un rayo se abre paso victoriosamente entre las nubes,/ una lúcida estrella, que se inclina amistosa y paternamente hacia nosotros, derramando bondad y ternura, este es San José. Y así acepto todo lo que nos angustia, / lo acepto y lo deposito en las manos fieles. / Acógelo! ¡San José, cuídanos!».
«Si hay que buscar posada de casa en casas, / vete por delante como guía fiel, tú, compañero de camino de la Virgen Purísima, / tu, padre fielmente preocupado del Hijo de Dios, / Belén, Nazaret, incluso Egipto,/ será nuestro hogar, si tú permaneces con nosotros./
Donde tú estás, está la bendición del cielo. / Como niños seguimos tus pasos;/ llenos de confianza nos ponemos en tus manos./ Sé tú nuestro hogar: San José cuídanos».