Fue toda la vida muy devota de San José, no dejaba de encomendarle con toda confianza sus intenciones. Su Diario es fiel reflejo de ello: «Esta mañana he comulgado por el comienzo del mes de San José y he pedido a este gran Santo, en quien tengo mucha confianza que me ayude en la conversión de este pecador» (n. 17). El 1 de enero de 1906, ella morirá el 9 de noviembre de este año, cada hermana de la comunidad saca por suerte su patrón para el año que comienza. A Isabel le toca San José y dice a todas: «San José es el patrono de la buena muerte, viene a buscarme para llevarme al Padre. Ya sabía yo que San José vendría a buscarme este año. Ya está aquí».