Todos buscamos el éxito. Nos gustaría que nuestra vida fuera exitosa, que los demás puedan mirarnos y pensar: esta persona ha conseguido llegar al éxito.
La cuestión es ¿Qué es el éxito?
Nuestra sociedad vincula el éxito a cuestiones como
- Poder
- Fama
- Seguidores
- Dinero
- Reconocimiento
Nuestra sociedad reconoce el éxito en términos cuantitativos
- Cuánto dinero tengo
- Cuantos likes
- Cuantos supuestos amigos
- Incluso cuantos años soy capaz de aparentar por debajo de los que en realidad tengo.
Pero lo cierto es que no hay que ser un gran analista para darnos cuenta de que por ahí no van los tiros: nuestra sociedad está enferma
- “la peña está muy mal”
- “los psicólogos y psiquiatras cada vez tienen más trabajo”
- “se ha disparado el número de suicidios”
- Nos basta mirar una foto del 1º mundo y del 3º mundo, para darnos cuenta que en 1º solo vemos caras serias y donde sonríen es en el 3º mundo.
La gente, en general, es profundamente infeliz.
Por lo tanto, parece que ese éxito aparente que considera la sociedad no trae la felicidad.
Benedito XVI define el éxito como “la trayectoria no lineal de transformación hacia el amor”.
Trayectoria:
Porque somos caminantes. Nacimos y vivimos una vida en camino hacia el cielo. Las únicas realidades de las que tenemos plena certeza son
- De los impuestos
- Y que un día vamos a morir
Somos caminantes. Nuestra vida no solo no es eterna, sino que es un pequeño punto en la trayectoria de una eternidad a la que estamos llamados
No lineal
Esta es una realidad de la que tenemos plena experiencia. Nuestra vida es subidas y bajadas, momentos buenos y malos, y parece como si los malos se empeñaran en aparecer muchas más veces que los buenos.
Somos caminantes, de día y de noche, con lluvia y sol.
La vida de todos nosotros es un camino lleno de subidas y bajadas, de momentos es que vemos el horizonte y otros en los que no.
Por eso seguimos a Jesucristo: porque El nos ha dicho que es el camino y sabemos que, si le seguimos, aunque no veamos el siguiente tramo, aunque haga frio, aunque sea un terreno pedregoso, sabemos que vamos bien y al final llegaremos a la meta.
De transformación
Porque esa es nuestra vida. Todos hemos nacido con pecado original y nuestra vida es un combate, una pelea por ir transformando el hombre viejo que se empeña en vivir en nosotros.
Nuestra vida son pequeños o grandes empeños por mejorar, por luchar contra nosotros mismos, por transformar ese hombre que vemos en nosotros y que no termina de gustarnos y llevarlo hacia la luz.
Hacia el Amor
Es la meta, es el final del camino, aunque a veces no leamos ni lo sintamos.
El Amor es lo único que llena la sed de infinitud que todos llevamos dentro (estamos hechos a imagen de Dios y nuestra alma es infinita)
El Amor es lo único que de verdad da sentido a nuestra vida
Es lo único que queda al final (de todo lo demás no quedará piedra sobre piedra)
Nos basta acudir al funeral de cualquier persona y darnos cuenta que el único poso que deja una persona en la tierra es lo que amado (nunca veremos un camión de mudanzas detrás de un cortejo fúnebre)
Al final del camino solo hay una pregunta: ¿Cuánto has amado? Lo dice San Juan de la Cruz: “en el atardecer de la vida seremos examinados en el amor”. Es la única pregunta del examen final y nos la han dicho. No podemos llegar a ese examen, como hemos llegado a tantos en la vida con la sensación de “que pena, su hubiera tenido un día más”
Benedito XVI nos muestra el camino del éxito. La cuestión es ¿Cómo conseguirlo?
La noticia es que para nosotros es imposible
La buena noticia es que “para Dios si es posible” y tenemos la certeza a que Dios está empeñado en que lo consigamos.
Estamos aquí porque somos un pensamiento que Dios amó tanto que el dio vida, y su pasión es buscarnos continuamente para atraernos hacia Él.
Dios ha pensado cada momento de nuestra vida. Todo, absolutamente todo lo que pasa en nuestra vida, El lo ha previsto primero
- Desde la mujer que nos acompaña desde hace tiempo
- Hasta la empresa en la que trabajas
- la persona que te vas a encontrar frente a ti en el metro (Te puedes preguntar porque Dios ha querido que sea esa persona la que esté frente a mi en el metro mañana. Tal vez, porque si rezas por ella seas la única vez que alguien, en su vida, ha rezado por él)
- Hasta que hayas pinchado una rueda cuando venías de camino
De todo se sirve Dios. Todo lo tenía pensado con la intención de cada una de esas cosas te lleven a Él. Como hacemos los padres que procuramos tenerlo todo previsto para que nuestros hijos siempre estén cerca de nosotros y sean felices.
Nuestro camino, nuestra trayectoria, solo puede ser una vocación a los designios de Dios que se producen en nuestra vida de una manera no lineal.
Dios tiene sus designios que a algunas personas se los muestra de una manera extraordinaria
- A San Pablo te tira del caballo
- A San Josemaría le hace ver el Opus Dei el 2 de octubre
- A San Madre Teresa de Calcuta a través de un moribundo tirado en la calle
Puede ser que en nuestra vida haya alguno de esos momentos, pero lo normal es que a los que formamos parte del pueblo llano, Dios nos haga ver sus designios a través de los susurros del Espíritu Santo en las cosas más cotidianas de nuestra vida.
De lo que podemos tener absoluta certeza es que
- nos lo hará ver
- Siempre nos busca
- Siempre nos habla
- Dios no deja nada sin contestar
Es tanta la gracias de Dios en esos instantes, que lo difícil es resistirse.
Pero junto a eso, vivimos un mundo lleno de ruido, de recetas, de métodos y soluciones…
Ruido exterior
- Medios de comunicación
- Redes sociales
- Mensajes al móvil, mail
- Reuniones y más reuniones
- Series
- Todo un ejercito de directores de marketing tratando de atraer nuestra atención el mayor tiempo posible
Ruido interior: que a menudo es mucho más peligroso
- Preocupaciones a las que no paramos de darle vueltas
- Adicciones a ese plato, a ese vino, al móvil, a una serie,
- Manías: de que las cosas siempre se tienen que hacer como yo quiero y si alguien me hace perder mi rutina, me descoloco
- Neuras, que todos las tenemos
Con tanto ruido, que difícil es escuchar a Dios como dice la Sagrada Escritura.
Entonces se le dijo: «Sal fuera y permanece en el monte esperando a Yahvé, pues Yahvé va a pasar.» Vino primero un huracán tan violento que hendía los cerros y quebraba las rocas delante de Yahvé. Pero Yahvé no estaba en el huracán. Después hubo un terremoto, pero Yahvé no estaba en el terremoto. Después brilló un rayo, pero Yahvé no estaba en el rayo. Y después del rayo se sintió el murmullo de una suave brisa. Elías al oírlo se tapó la cara con su manto, salió de la cueva y se paró a su entrada
Dios habla en una suave brisa.
Que difícil resulta, entonces, escuchar a Dios. Queremos hacerlo, por eso estamos aquí, haciendo un curso de retiro, pero sentimos que es tan difícil…
Y de nuevo Dios sale a nuestro encuentro, y nos pone un instrumento privilegiado que es la dirección espiritual
Nuestro director espiritual es la persona de la que el Señor se vale para reconfirmar que esos susurros son suyos
- Los susurros los hace Dios
- Y nos los hace a cada uno de forma individual
Pero nuestro director espiritual nos reconfirma en que esos susurros son de Él.
Santa Teresa de Jesús tenía múltiples apariciones de Jesús que ella comentaba a su confesor que no las creía. Pese a todo Teresa siguió diciéndolo en su dirección espiritual hasta el punto que su confesor se enfadó y le ordenó que la siguiente ves que se le apareciera el Señor le hiciera “puyas”. Santa Teresa así lo hizo y el Señor le dijo:
- “Has hecho bien Teresa, pues si no hubieras obedecido, nunca más me habría aparecido”
Nuestro director espiritual es la forma en la que Dios dará calma a nuestra alma, y nos reconfirmará en el camino, en la trayectoria no lineal hacia el Amor, en sus designios.
Y aquí es donde enlazamos con San José, que ha sido la persona que de manera más perfecta ha seguido esos designios.
JOSÉ DE NAZARET
Para conseguir ese proyecto de vida que acabamos de explicar, lo mejor es seguir a un modelo, a alguien que lo haya conseguido. Fijarnos en como lo ha hecho, y tratar de imitarlo.
Nuestro modelo, sin duda, es Jesús, y a El acudimos en nuestra oración diaria sabiendo que todo viene de Él. Nuestra fe no es un movimiento de abajo arriba, sino de arriba abajo. Esto no va de las cosas que yo hago para llegar hasta Dios como quien sube una montaña llena de peldaños donde al final está Dios. Esto va de lo que dejamos que Dios haga en nuestra vida, va más de destruir (transformar) que de construir. Sin El no podemos hacer nada.
En un segundo nivel se encuentra su Madre, la Virgen, que es medianera de todas las gracias. Es el puente entre su Hijo y nosotros. Ella hizo posible que El viniera al mundo, y es Ella quien sigue haciendo que nos llegue su gracia.
En un tercer nivel se encuentran los santos, la tropa. Y ahí hay de todo, y gracias Dios bastantes modelos, de forma que cada uno tiene a su favorito, incluso para determinadas cosas. Los santos se nos presentan algo más accesibles: tienen luchas y pasiones, miserias y grandezas… pero incluso ellos nos siguen pareciendo con unas vidas tan heroicas, que parecen inalcanzables.
Pues bien, de entre todos los santos que han existido y existirán (en cuya lista deberíamos estar) el nº1 de la historia por siempre será José de Nazaret y así lo han declarado muchas veces los papas y el magisterio de la Iglesia.
A los ojos de Dios que son los que importa, José ha alcanzado el éxito total, es la persona que de forma más perfecta ha hecho una “trayectoria no lineal de transformación hacia el Amor”
Por tanto, la sugerencia es que, puestos a seguir un modelo, sigamos al nº1. Analicemos sus rasgos, y veremos las claves.
1.- El silencio
Todos los autores coinciden que es rasgo más característico de José.
No se le conoce una sola palabra, cuando del resto de santos tenemos hasta biografías.
José es el silencio y en ese silencio es donde escucha los susurros de Dios. Solo en momentos extraordinariamente claves, recibe las palabras del ángel, que además siempre lo hace en sueños.
Como contrasta el silencio con el ruido de nuestro mundo. Como se entiende que haya almas que se han apartado de este mundo para vivir en la contemplación desde el silencio.
Si miramos al nº1 y a su Esposa, lo que vemos es que los dos “ponderaban las cosas en su corazón”.
En el silencio están todas las respuestas a todas las preguntas.
2.- José mira las cosas con los ojos de Dios y no de los Hombres
3.- Le cambian los planes
“si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”
Los planes nos los cambian a todos. De hecho, lo único cierto es el cambio y de eso tenemos mucha experiencia.
De hecho, un síntoma de quienes vamos cumpliendo años es que lo que más vamos buscando es la seguridad. Queremos tenerlo todo controlado y nos pasamos horas dando vueltas a la cabeza para ver como tener todo bien estructuradito
- Cuanto tengo de jubilación, y cuanto más quiero para completarlo
- La casa de la playa ya casi está vendida y puedo ayudar a mi hijo con la entrada del piso
- Creo que tengo seguro que todo: coche, casa, perro, de vida, de dentista, de ordenador…
- Si hago una buena revisión al coche, lo vendo y me paso a un renting
- Tengo los triglicéridos controlados, pero si tomo manzanas del Asia amazónica me mejoran
- Los inviernos los podemos hacer en Málaga que hace mejor tiempo
- Los vinos de la bodega los tengo que poner inclinados para que los taninos sean mejores
- Por las mañanas haré 7 minutos de gimnasia para el fortalecimiento muscular, 9,5 de aerodinámica para la flexibilidad, y 12,8 minutos andando para las coronarias
- La misa la escucharé a las 10.00, luego hago la visita, de vuelta rezo el rosario, y ya casi todo lo tengo hecho a las 11.00
- Yo creo que dándose bien las cosas puedo vivir unos 30 años más
Perdón por la exageración de mis ejemplos, pero tenemos el peligro de querer planificar y controlar todo, y solo sentirnos seguros cuando todo está bajo control.
Al número 1 de historia no hicieron otra cosa que cambiarle los planes
- Se casa con una mujer que resulta que va a ser la madre de Dios
- Cuando tiene todo organizado en Nazaret resulta que tiene que ir a Belén
- Cuando empiezan a estar algo organizados en Belén, hay que irse a media noche a Egipto ¿Dónde porras está Egipto?
- Cuando vuelve resulta que se le pierde el Niño en Jerusalén.
Al nº1 no solo el cambian los planes, sino que todo le sale mal.
Que consuelo. Vemos la vida de los santos, sus proezas heroicas y nos sentimos tan pequeños, pero con José nos sentimos tan cercanos: le sale todo mal, como a mí, y resulta que es el nº1 de la historia. ¡Qué paz!
4.- Pobre
José es pobre. Pobre quiere decir vivir con lo justo y a veces ni con eso. Como dice Teresa de Jesús “cuantos trabajos que no le pagaban”. Tenían lo imprescindible.
En términos actuales, a duras penas el salario mínimo interprofesional y un pisito pequeño en Vallecas. Cuidado, pobre pero regio, que descendía directamente del rey David.
Y no fue un error de cálculo de Dios. Al contrario, como ama Dios la pobreza y formaba parte de su plan que padre y su madre fueran pobres.
Como nos cuesta a nosotros esa pobreza y como sonreímos cuando vemos la cuenta corriente bien rellenita.
La pobreza es la virtud que nos ayuda a darnos cuenta de que nuestro éxito, nuestra felicidad, está dentro y no fuera.
El nº1 de la historia era profundamente pobre.
5.- Sabe amar.
Esta es mucho más difícil que todo lo demás, pues amar quiere decir darlo todo. “Mucho no basta, tiene que ser todo” como decía Teresa de Calcuta.
Dios no ama al 76%, María no ama al 76% y José tampoco. Los tres aman al 100% por eso nunca un hombre ha amado tanto a una mujer como José amó a María y nunca una mujer ha amado tanto a un hombre como María ama a José. Es su esposo, y sabemos que cuando nos casamos dejamos de ser dos, para ser uno con el otro, y esa es la relación de María y José.
José es uno con la Madre de Dios… no les podemos separar.
¿Entiendes por qué es el nº1?
6.- Sabe rezar
Rezar es hablar con Dios. ¿De qué? De todo. Como decía San Josemaría “de éxitos, fracasos, equivocaciones, aciertos, ambiciones nobles…
Pues si hay alguien que hablado con Dios del día a la noche ese ha sido José. ¿De qué? Pues de todo: de un atardecer, del trabajo o la comida, de las escrituras… y muchas veces de María.
Pero aquí volvemos al punto 1: el silencio. Cuesta pensar en un José parlanchín, aunque fuera con Jesús. Nos resulta más fácil imaginarle escuchando: las primeras palabras de Jesús y las segundas, las expresiones de María.
Y es que la oración tiene más que ver con oír que con hablar. Me sorprendió la respuesta de un sacerdote catalán cuando le preguntaron si rezaba en castellano o catalán. Se quedó un rato pensativo hasta que al final contestó: “pues la verdad, no lo sé, yo cuando rezo escucho más que hablo”
Y para concluir una recomendación de la Santa de Ávila: “si alguien no cree que San José concede todo lo que se le pide”.
Probarle, José hasta hace bizum.
Pruébale, pero prepárate a sorprenderte
