Es la frase que un empresario solía decir a sus hijos cuando estos le veían barrer la cocina.
Parece ser que le gustaba pese a tener servicio, tanto, que sus hijos le apodaban “fray escoba”.
No sé si a los fondos de inversión se les vence con una escoba (probablemente sí), pero la frase nos hace pensar que las cosas más sencillas, humildes, discretas… son, tal vez, las más valiosas.
Tal vez ni tu ni yo, como José, hagamos cosas aparentemente deslumbrantes. No venceremos a los fondos de inversión con una escoba, y tal vez ni los dirijamos, como no escribiremos el best seller que cambio el mundo, ni descubrimos la vacuna contra el cáncer.
Pero como José, podemos coger la escoba y barrer la cocina. Eso si lo podemos hacer, y resulta que a los ojos de Dios tiene el mismo valor o tal vez más.
Es la enseñanza del hombre más sencillo y al tiempo el más grande. Gracias José por poder acompañarte con la escoba

