Nazaret era un pueblo. El hombre moderno se ha vuelto urbano, y en todos los países parece inevitable el éxodo a las grandes ciudades. Con todo, la mayoría de los pueblos que uno puede conocer, son más grandes que Nazaret, que no debía tener más de cincuenta casas agrupadas en torno una fuente.
El Señor amaba Jerusalén como todos los judíos, tanto que lloró mirando sus muros, pero escogió para vivir la mayor parte su vida, este pequeño pueblo escondido en la hondonada, sin más salida que una estrecha garganta hasta la bella planicie de Esdredon.
Es el lugar escogido por José y por María para vivir cuando han regresado de Egipto. Otra vez en la que el ángel ha sido claro, pero poco concreto.
Un paisaje sin grandes cambios, con una geografía que parece se acomoda al modelo de vida que nuestro Señor escogió para vivir con María y José. Nada es por casualidad en el plan divino. No lo es el tiempo, ni tampoco el lugar exacto, donde Dios quiso enseñarnos a vivir una vida cotidiana, que duró treinta años, y que los evangelistas resumieron en una línea. El antiguo testamento ni lo cita. Un simple pueblo que además es cruce de caravanas que no le dan precisamente la mejor reputación.
Ha pasado algo de tiempo y la casa, poco a poco, va tomando una forma distinta. No ha sido necesario planificar nada. María y José no saben vivir para otra cosa que no sea el Niño.
Seguro que estarían cómodos, pero sobre todo felices. Es una casa sencilla construida al abrigo de una roca donde está excavada una de sus paredes. La roca da consistencia al resto de la edificación. Apenas difiere de la de sus conciudadanos, que como ellos han usado piedra y caliza para levantar los muros, el techo de paja y madera, y los pocos compartimentos que la conforman. Un comedor que sirve un poco para todo, hasta para dormir, un pequeño cobertizo que es también el yaller, la zona del horno, el molino para amasar la harina y el establo para los animales.
Todo está limpio y ordenado sobre un suelo de tierra aprisionada. A María le gusta que esté así, y un grato olor a madera permanece siempre en el aire, fruto del trabajo.
Jesús tiene más de un año y ya casi ha aprendido a andar. No se aparta de María a la que sigue por todo el habitáculo, a veces gateando para ir más rápido. Cuesta separarse de ellos para ponerse a trabajar en el taller, y cuenta las horas que quedan para comer y volver a verlos.
Los momentos previos a la comida son maravillosos. María ya tiene todo preparado, y mientras termina de calentar las cosas, José aprovecha para jugar con Jesús. Le encanta. Y cuando le levanta en brazos con rapidez, su risa se escucha a carcajadas por toda la estancia, tanto que María y José se sienten contagiados, y no pueden parar de reír, lo que hace que el niño ría aún más.
Los niños pequeños siempre han resultado un reclamo. Sus pasos torpes, sus intentos por decir las primeras palabras, sus ojos sencillos que siguen con la mirada. Jesús está, literalmente, comestible, y no hay nada que le pueda gustar más a José, que cogerle en brazos y sentir como trepa entre los tuyos.
María trae al fin la comida, y se ponen en torno a la pequeña mesa baja, de piedra, donde se colocan los cuencos y los platos. Emociona ver a María mirar de rojillo a Jesús cuando José bendice los alimentos. Y es que no pueden evitar sonreír al ver los esfuerzos del Niño por imitarles.
No para. Como el resto de los niños a esa edad, Jesús solo quiere coger las cosas que hay encima de la mesa, y José le da un trozo de pan para que se entretenga. María entonces cuenta cosas. De la gente del pueblo, de las preocupaciones de unos y de otros, pero sobre todo de los avances de Jesús. Sus intentos por hablar, por ayudarla mientras recoge, y lo mucho que le gusta jugar en el molino donde se guarda la harina.
José la escucha deseando que no pare. Pasarías las horas, los días, una y mil eternidades escuchándola, y no puede evitar que las lágrimas asomen a sus ojos recordando el día que María le llamó corriendo para que pudiera oír a Jesús, que por primera vez había dicho papá.
Papa, repite José en tu interior. Que el Niño le haya llamado papá, ha sido una ola que ha invadido su corazón por completo, y ha sentido que se hace grande, inmenso, donde caben, de golpe, todas las cosas. Pero que María haya querido llamarle corriendo, llena de alegría, para que le oyera, ha sido un detalle que solo José sabe valorar. Ella se ha quedado mirando mientras Jesús, sonriente, decía papá una y otra vez complacido de ver tanta alegría. José le ha cogido en brazos y se lo ha comido a besos, mientras Jesús no para de reír. Cada minuto, cada segundo en la casa de Nazaret es un trozo de cielo.
Santuario de Loreto
Cuenta la tradición que la Santa Casa de Loreto fue la casa donde se produjo la anunciación del ángel y donde la Sagrada Familia vivió a su vuelta de Egipto.
Parece que la casa de Nararet fue desde los primeros momentos un lugar de reunión de los primeros cristinos y donde se celebraba la Sagrada Eucaristía.
En el año 1291, los Sarracenos conquistaron los Santos Lugares y su obsesión era borrar cualquier vestigio que pudiera estar relacionado con el cristianismo. En realidad, por dos ocasiones se habían construido una basílica sobre la santa casa y por dos veces había sido destruida, pero en ambos casos, la casa había quedado intacta.
La tradición cuenta que ese año, cuando los cruzados habían perdido el control, Dios la protegió y mandó a sus ángeles que la protegieran y llevaran a un lugar seguro. El que de mayo de 1291 los ángeles la llevaron volando hasta una pequeña población en Tersatto, Croacia donde muy de mañana unos vecinos descubrían asombrados una nueva edificación, sin cimientos que nadie se explicaba. Al entrar vieron un altar de piedra y encima una estatua de cedro de la Virgen María que tenía al niño Jesús en sus brazos. El Niño tenía los dos dedos de su mano derecha levantados en forma de bendición. Con su mano izquierda sostenía una esfera de oro que representa el mundo. Tanto la Virgen como el Niño estaban vestidos con batas y una corona de oro.
Parece ser que unos días más tarde la Virgen se apareció a un sacerdote de ese lugar que estaba enfermo y le dijo: “Debes saber que la casa que recientemente fue traida a tu tierra es la misma cada en la que yo nací y crecí. Aquí, en la Anunciacín del Arcangel Gabiel, yo concebí al Creador de todas las cosas. Aquí, el Verbo se hizo carne. El altar que fue trasladado con al casa fue consagrado por Pedro, el Principe de los Apostoles. Esta casa ha venido de Nazaret a tu tierra por el poder de Dios, para el cual nada es imposible. Ahorea, para que tu puedas dar testimonio de todo esto, sé sanado. Tu curación inesperada y repentina confirmará la verdad que yo he declarado hoy”.
Así ocurrío, el sacerdote sanó, contó todo lo que le había pasado y partir de ese momento comenzaron las peregrinaciones y construyeron un edificio para proteger la casa.
El asombro es que tres años y cinco meses más tarde, en la noche del 10 de diciembre de 1294 la casa desapareció y nunca se volvió saber de ella.
Ese mismo día, unos pastores de la región de Loreto (Italia) dijeron que habían visto una casa volando sobre el mar que era llevada por ángeles. Parece ser que había un ángel con una capa roja (San Miguel) que dirigía a los otros, y la Virgen María y el Niño estaban sentados en la casa. Los ángeles bajaron la casa hasta un lugar llamado Banderuola.
Pronto, muchos acudían a visitar la casa, pero otros para asaltar a los que iban de camino, y la casa de trasladó a un cerro en medio de una finca.
Actualmente la Santa Casa está situada dentro de la Basílica que para ella se construyó en Loreto, Italia. Dentro de la casa de Loreto se venera la pequeña estatua de La Virgen de Loreto. La Santa Casa en Nazaret tenía dos partes: una parte era una pequeña gruta y la segunda parte una pequeña estructura de ladrillos que se extendía desde la entrada de la gruta. La estructura de ladrillos no tenía sino tres paredes, ya que un lado pegaba con la pared de la gruta.
¿Cómo llegó la casa de Nazaret a Loreto, Italia? Hay varias tradiciones. Una de ellas habla de ángeles que transportaron la casa por los aires. Pero hay documentos que parecen indicar que el responsable del traslado es un comerciante llamado Nicéforo Angelo del siglo XIII. Quizás su apellido inspiró la idea del traslado por medio de ángeles. En todo caso, tan extraordinaria empresa, sin duda, tuvo la protección y guía del cielo. Ya lo había dicho el ángel a la Virgen en esa misma casa: «Para Dios nada es imposible».
Un residente devoto de Tersatto construyó una pequeña iglesia en el lugar donde estuvo la casa, una réplica de esta. Y puso la siguiente inscripción: ¨La Santa Casa de la Virgen María vino de Nazaret el 10 de diciembre de 1291 y estuvo hasta el 10 de diciembre de 1294.¨La gente de Croacia continuó venerando a Nuestra Señora en la réplica de la Santa Casa. Fue tanta su devoción, que el Papa Urbano V envió a la gente de Tersatto una imagen de Nuestra Señora en 1367. Esta imagen se cree fue esculpida por San Lucas.

La Santa Casa es llevada a Italia
El 10 de diciembre de 1294, unos pastores de la región de Loreto en Italia reportaron que habían visto una casa volando sobre el mar, sostenida por ángeles. Había un ángel vestido con una capa roja (San Miguel) que dirigía a los otros y la Virgen María con el Niño Jesús estaban sentados sobre la casa. Los ángeles bajaron la casa en un lugar llamado Banderuola.
Muchos llegaban a visitar esta santa casa, pero también habían algunos que llegaban para asaltar a los peregrinos. Por esta razón las personas dejaron de llegar y la casa nuevamente fue trasladada por los ángeles a un cerro en medio de una finca. La Santa Casa no se quedaría aquí por mucho tiempo. La finca era de dos hermanos que comenzaron a discutir sobre quién era el dueño de la casa. Por tercera vez la casa es trasladada a otro cerro y la colocaron en el medio del camino. Ese es el lugar que ha ocupado ya por 700 años.
Los habitantes de Recanati y Loreto verdaderamente no sabían la historia de la Santa Casa, solo sabían de los milagros que se acontecían ahí. Dos años más tarde, la Virgen María se le apareció a un ermitaño llamado Pablo y le contó el origen y la historia de la Santa Casa: “Se mantuvo en la ciudad de Nazaret hasta que por el permiso de Dios, aquellos que honraban esta casa fueron expulsados por los enemigos. Ya que no se le honraba y estaba en peligro de ser profanada, mi Hijo quiso trasladarla de Nazaret a Yugoslavia y de ahí hasta tu tierra”. Pablo entonces se lo contó a las personas del pueblo y comenzaron a hacer gestiones para verificar la autenticidad de la casa. Fueron primero a Tersatto y luego a Nazaret.
Investigaciones de los expertos
Los expertos asignados a este proyecto fueron a Tersatto. Ahí les verificaron que las paredes eran de color rojizo y cerca de 16¨ de ancho. Descubrieron también que la replica medía exactamente igual que la de Loreto, 31 ¼ pies de largo por 13 pies y 4 pulgadas de ancho por 28 pies de alto. Tenía una sola puerta de 7 pies de alto y 4 1/2 de ancho. Tenía también una ventana. Todas las descripciones, incluso las de los elementos interiores y las estatuas, coincidían.
En Nazaret: descubrieron que de verdad era la casa de la Virgen. Las medidas de la fundación eran exactas a las de Loreto y la maqueta construida en Tersatto. Después de 6 meses regresaron a Loreto y declararon la autenticidad de la Santa Casa. Años más tarde, encontraron monedas debajo de la casa, no solo del área de Nazaret, sino que del período en que la casa estuvo en Nazaret. Las piedras y la tierra utilizada para el relleno de la casa era idéntica a las que se usaban en Nazaret en ese tiempo y civilización. La casa no tiene cimientos, ya que estos se quedaron en Nazaret.
Anécdotas de la Santa Casa de Loreto
Llegó un tiempo en que muchos peregrinos iban a este santuario y el Papa Clemente VII mandó que se cerrara la puerta original y se construyeran tres puertas, ya que solo había un puerta y las personas se peleaban para entrar y salir. Solo había un problema y era que nadie le había pedido permiso a la Virgen María para las alteraciones. Cuando el arquitecto cogió su martillo para comenzar, su mano se marchitó y comenzó a temblar. Enseguida se fue de Loreto y nadie más quiso hacer el trabajo. Tiempo después un clérigo llamado Ventura Barino aceptó hacer el trabajo, pero primero se arrodilló y rezó a la Virgen. Este le dijo que no era su culpa, sino la orden del Papa, que si ella estaba enojada que lo tomara contra el Papa y no contra él¨. El clérigo pudo completar el trabajo. Las personas de Loreto también decidieron proteger la Santa Casa poniéndole una pared de ladrillo, pero después que terminaron con la pared, la pared se separó de la casa. Por eso hay un espacio entre la Santa Casa y la pared que fue construida.
Devolverle a la Virgen lo que es de Ella
Una historia relata que el Obispo de Portugal visitó la Santa Casa y quiso llevarse una piedra para construir una Iglesia en honor a la Virgen de Loreto. El Papa le dio permiso y el Obispo mandó a su secretario a sacar la piedra y llevársela. El Obispo se enfermó de repente y cuando llegó su secretario casi estaba muerto. El Obispo les pidió a algunas hermanas religiosas que rezaran por él y algunos días después recibió este mensaje: «Nuestra Señora dice, si el Obispo desea recuperarse, debe devolver a la Virgen lo que él se ha llevado». El secretario y el Obispo se asombraron de esto, pues nadie sabía lo de la piedra de la Santa Casa. El secretario se fue inmediatamente de regreso a Loreto con la piedra y cuando llegó, el Obispo estaba completamente sanado. Por esta razón, durante los siglos, los Papas han prohibido, bajo amenaza de excomunión, la extracción de cualquier parte de la Santa Casa.
Un Lugar Sagrado
La Santa Casa es considerada entre los lugares más sagrados del mundo. Antes de que la Santa Casa fuese trasladada, San Francisco de Asís había profetizado que un día Loreto se iba a llamar el lugar más sagrado del mundo y que por ello debían abrir una casa allí.
Muchos santos, beatos y Papas han visitado esta casa. Entre ellos: San Francisco de Sales: hizo sus votos de celibato en la Santa Casa; Santa Teresa de Lisieux: antes de ir a pedir permiso al Papa para entrar al Carmelo a la edad de 15 años, visitó la Santa Casa; San Maximiliano Kolbe: en su regreso a la ciudad de la Inmaculada, poco antes de ser llevado al campo de concentración; y muchísimos otros santos.
El Papa Juan XXIII fue el día antes de convocar el Concilio Vaticano II y pidió a la Virgen de Loreto la protección del Concilio. Juan Pablo II ha visitado muchas veces la Casa de Loreto y ha tenido allí convenciones de jóvenes y familias.
Muchos peregrinos van cada año a visitar a la Santa Casa. A visitar el lugar donde la Sagrada Familia vivió y a recibir las gracias que Dios les quiere dar. Es una tradición rezar de rodillas el Santo Rosario alrededor de la Casa. Es un rosario penitencial pidiendo la intercesión poderosa de la Stma. Virgen. Procesiones con velas del Santísimo Sacramento forman parte de las celebraciones en la Basílica de la Santa Casa de Loreto.

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