Benedicto XV lanzó el Motu Proprio Bonum Sane et Salutare, el 25 de julio de 1920, después de la primera guerra mundial, en el que exhortaba a todos los obispos del mundo a celebrar el cincuentenario del patronazgo de San José y propone al Santo Patriarca como remedio a los males del naturalismo, la relajación moral y socialismo.
«Por la misma razón, para retener en su deber a todos los hombres que se ganan el sustento por sus fuerzas y su trabajo donde quiera vivan, y conservarlos inmunes del contagio del socialismo que es el enemigo más acérrimo de la sabiduría cristiana, ante todo les proponemos fervorosamente a San José para que lo elijan como guía particular de su vida y lo veneren como patrono.
Pues, él pasó, sus años llevando un género de vida similar al de ellos; y por esta misma razón, Cristo-Dios, siendo como era el Unigénito del eterno Padre, quiso ser llamado Hijo del Carpintero. Pero con ¡cuántas y cuán eximias virtudes adornó la humildad del lugar y de la fortuna, especialmente con aquéllas que correspondían a aquel que era esposo de MARÍA Inmaculada y que se tenía por el padre de Jesús, Nuestro Señor!
Por esto, aprendan todos en la escuela de San José a mirar todas las cosas que pasan bajo la luz de las cosas futuras que permanecen y, consolándose, por las incomodidades de la humana condición, con la esperanza de los bienes celestiales, a encaminarse hacia ellos, obedeciendo a la voluntad de Dios, conviene a saber: viviendo sobria, recta y piadosamente.»
«Si crece la devoción a San José, el ambiente se hace al mismo tiempo más propicio a un incremento de la devoción a la Sagrada Familia, cuya augusta cabeza fuera: una devoción brotará espontáneamente de la otra. Pues, JOSÉ nos lleva derecho a María, y por María llegamos a la fuente de toda santidad, a JESÚS, quien por su obediencia a José y María consagró las virtudes del hogar.
Deseamos que las familias cristianas se renueven a fondo y se hagan conformes a tantos ejemplos de virtudes como ellos practicaron. Por cuanto la comunidad del género humano se ha fundado sobre la familia se inyectará, bajo la universal influencia de la virtud de Cristo, cierto nuevo vigor y una como nueva sangre en todos los miembros de la sociedad humana, cuando la sociedad doméstica, comunidad, pues, más religiosamente de castidad, concordia y fidelidad, goce de una mayor firmeza; y de allí no sólo seguirá la enmienda de las costumbres de los particulares sino también la de la vida común y del orden civil.»
«Dado que esta Sede Apostólica ha aprobado varios modos de venerar al Santo Patriarca, ante todo, cada miércoles del año y por un mes entero determinado, deseamos que, bajo la insistente admonición del Obispo, se practiquen todos ellos de ser posible, en todas las Diócesis, en especial, empero, incumbe a Nuestros Venerables Hermanos apoyar y fomentar con todo el peso de su autoridad e interés las asociaciones piadosas, como la de la Buena Muerte, la del Tránsito de San José y la de los Agonizantes, las cuales fueron fundadas para implorar a San José por los agonizantes, porque con razón se considera a aquel como eficacísimo protector de los moribundos a cuya muerte asistieron el mismo Jesús y María.
Para perpetua memoria, empero, del Decreto Pontificio que arriba mencionamos, ordenamos y mandamos que dentro del año que comienza a correr el 8 de diciembre próximo, se hagan en todo el orbe católico solemnes súplicas, en el tiempo y modo que parezca mejor a cada Obispo, en honor de San José, Esposo de la Santísima Virgen y Patrono de la Iglesia Católica.
Todos cuantos asistan a ellas podrán ganar para sí una indulgencia de sus pecados, bajo las acostumbradas condiciones.»